Linfoma en perros - Tratamiento y esperanza de vida

En este apartado hablaremos del linfoma en perros. Este cáncer, que también se conoce con el nombre de linfosarcoma, aparece en nódulos linfáticos o en órganos que contengan tejido linfoide, como pueden ser el bazo, el hígado o la médula ósea. Se presenta el linfoma en perros mayores y de mediana edad, pero puede detectarse también linfoma en perros jóvenes e incluso muy jóvenes. Se produce por una proliferación descontrolada y maligna de las células del sistema linfoide.

Se desconoce la causa pero se barajan factores de riesgo ambientales, como herbicidas o humo del tabaco, algunos virus o cambios en la inmunomodulación, además de predisposición genética.

Aunque se cree que el linfoma en perros labradores es muy habitual, lo cierto es que no hay estudios que lo demuestren. Según la Morris Animal Foundation en el 2016^[1], en el bullmastiff sí se apunta una tendencia al aumento de la incidencia del linfoma.

Por último, el linfoma puede encontrarse en varios estadios clínicos, que son los siguientes:

• I: un único ganglio linfático afectado.
• II: varios ganglios afectados en una misma zona.
• III: afectación generalizada de los ganglios linfáticos.
• IV: afectación del hígado o del bazo.
• V: afectación de la médula ósea.

En función del estado clínico o del sistema afectado, los síntomas varían. Así, podemos sospechar de linfoma si encontramos nódulos linfáticos agrandados en la ingle, la axila, el cuello o el pecho. Además, el perro puede presentarse aletargado, anoréxico y, en consecuencia, con bajo peso. El hígado y el bazo también pueden aparecer agrandados, por lo que es posible notar un aumento de la zona abdominal.

Si está implicado el pecho en el proceso, puede haber líquido en la cavidad torácica, lo que se conoce con el nombre de derrame pleural. En estos casos el perro tendrá dificultades respiratorias. Cuando el linfoma afecta a la piel podremos ver placas que producen picor o nódulos. En cambio, si el intestino es el sistema afectado, habrá vómitos y diarreas.

Cualquiera de los síntomas descritos es motivo de consulta veterinaria. Para llegar al diagnóstico de linfoma en perros, el hemograma puede darnos información importante y en él podremos descubrir anemia, linfocitos inmaduros y valores aumentados de calcio, lo que se conoce como hipercalcemia maligna. Los parámetros hepáticos también pueden mostrarse alterados.

Otra prueba importante en el diagnóstico del linfoma en perros es la citología que se realiza de células de un nódulo linfático agrandado extraídas por aspiración con una aguja fina. Estos nódulos también se pueden extirpar para biopsiar. Radiografías y ecografías de tórax y abdomen permiten valorar nódulos linfáticos, órganos y masas. Pueden hacerse otras pruebas como la resonancia magnética.

Para un correcto tratamiento hay que valorar cada caso, teniendo en cuenta las circunstancias del perro, el tipo de linfoma y su extensión, ya que puede estar localizado o haberse producido metástasis. Los objetivos del tratamiento son prolongar el tiempo de supervivencia y mantener una buena calidad de vida. Si estamos ante un único nódulo linfático puede tratarse mediante su extirpación quirúrgica, pero lo cierto es que en muchos casos el linfoma estará generalizado, por lo que se recurre a tratamientos de quimioterapia, ya que suele ser la mejor opción. Debemos saber que esta puede tener efectos secundarios, como los relativos al sistema gastrointestinal o a los linfocitos, disminuyendo su número y haciendo al perro más propenso a contraer infecciones. Otros efectos incluyen la irritación por extravasación del fármaco, que se administra de manera intravenosa, la cistitis hemorrágica o las reacciones alérgicas.

En algunos casos la cirugía se utiliza de manera paliativa, es decir, para mejorar la calidad de vida del animal, aunque no se produzca la curación o el aumento de la esperanza de vida. También puede usarse radioterapia e inmunoterapia. El pronóstico va a depender de la fase del linfoma que padezca el perro cuando comience a tratarse. Es importante iniciar el tratamiento cuanto antes y no esperar a la aparición de recidivas o metástasis, pues de esta manera se complica el cuadro.

Depende del tipo de linfoma y del estadio clínico de la enfermedad. Como hemos podido comprobar en el apartado anterior, hay casos de linfoma en perros que sí se curan mediante cirugía o tratamientos, sin embargo, hay otros en los que no es posible una curación y el tratamiento se basará en mejorar la calidad de vida. Como siempre, el especialista que lleve el caso será el que mejor podrá establecer un pronóstico.

El tiempo de vida en los casos de linfoma en perros es variable, ya que, como hemos dicho, va a depender del tipo y de la fase en la que se encuentre. Un linfoma sin tratar puede causar la muerte del perro en cuestión de semanas. Con tratamiento de quimioterapia la esperanza de vida media de los perros enfermos ronda el año o el año y medio e incluso puede llegar a los 2-3, siempre contando desde el diagnóstico.

Este artículo es meramente informativo, en ExpertoAnimal.com no tenemos facultad para recetar tratamientos veterinarios ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a que lleves a tu mascota al veterinario en el caso de que presente cualquier tipo de condición o malestar.

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