¿Los perros pueden comer patatas?
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Las patatas son un alimento muy habitual en todos los hogares. Permiten múltiples preparaciones, aportan hidratos de carbono con pocas calorías y son económicas. Por eso, no es extraño que los cuidadores se pregunten si los perros pueden comer patatas.
En este artículo de ExpertoAnimal vamos a responder a esta duda. Aunque los perros son carnívoros, aceptan el consumo de otros alimentos, entre los que se pueden encontrar las patatas, siempre que tengamos en cuenta las consideraciones que explicamos a continuación. Sigue leyendo para saber si la patata es tóxica para los perros o no.
¿La patata es buena para los perros?
La patata, papa o, en su nombre científico, la Solanum tuberosum es una planta herbácea que presenta diferentes tallos. Uno de ellos es subterráneo y es el tubérculo, engrosado para almacenar nutrientes de distintas formas, como alargada o redondeada, y colores que varían entre el marronáceo, el violáceo o el rojizo, con una pulpa blanca o amarillenta. Es una planta procedente de América del Sur y cultivada desde hace unos 8 000 años. En el siglo XVI se extendió también por Europa y a día de hoy es uno de los alimentos más consumidos en todo el mundo. Hay diferentes variedades de patatas adecuadas para distintas preparaciones.
En cuanto a su valor nutricional, aporta unas 77 kcal por cada 100 gramos, 19 gramos de carbohidratos, vitaminas como la C o la B3 o niacina, además de minerales como el potasio, el fósforo o el magnesio. Las partes verdes de las patatas son tóxicas, ya que contienen una sustancia denominada solanina. Esta tonalidad puede deberse a que todavía no están maduras o a que les ha dado el sol. La intoxicación por solanina produce síntomas gastrointestinales como diarrea, vómitos y dolor abdominal. Pelando la patata o cocinándola disminuimos la cantidad de solanina.
Teniendo todo esto en cuenta, los perros sí pueden comer patatas, aunque no deberían ser el ingrediente principal de su dieta, es decir, se recomienda un consumo ocasional. Por ejemplo, podríamos dar patata cocida para perros con diarrea, acompañada de pollo cocido sin piel ni sal o salsa, como parte de una dieta blanda antes de volver a su alimentación habitual, por supuesto, siempre siguiendo el consejo del veterinario.
La patata también se incluye, en ocasiones, como ingrediente en las dietas de perros con alguna alergia alimentaria o en las de exclusión, que son las que se prescriben cuando se sospecha que existe tal alergia. Se formulan con los mínimos ingredientes y con aquellos que el perro no haya consumido con anterioridad. Si con el nuevo menú desaparecen los síntomas, se confirma el diagnóstico. Por lo tanto, los perros pueden comer patatas, pero con las salvedades que veremos a continuación.
¿Los perros pueden comer patatas crudas?
No es recomendable ofrecerle al perro patatas crudas o permitir que juegue con ellas y las mordisquee y pueda llegar a tragar algún trozo, se encuentren con o sin piel. Si la patata estuviese verde la cantidad de solanina presente podría tener como consecuencia la aparición de trastornos a nivel del sistema digestivo que, en función de la cantidad y de las características del perro, podrán ser más o menos intensos. Además, las patatas crudas resultan indigestas. Tanto es así, que las patatas crudas forman parte de la lista de frutas y verduras prohibidas para perros.
¿Los perros pueden comer patatas de bolsa?
El problema de las patatas de bolsa es que están fritas en aceite y además se les añade una gran cantidad de sal. Así, si la patata cocida puede ser consumida por los perros de manera puntual o como parte de una dieta de exclusión, las patatas de bolsa no son una opción saludable. Tampoco para los humanos. Y esto se debe a que en su proceso de elaboración incorporan grasa y sal. Si bien las grasas son imprescindibles en cualquier dieta, deben ser saludables y consumirse en su justa medida. Por otra parte, la sal no debe formar parte de la dieta de ningún perro. De hecho, un exceso de sal puede incluso resultar tóxico para los perros, causando vómitos, diarrea, disminución del apetito, letargo, descoordinación, sed excesiva o una eliminación mayor de orina, además de trastornos a nivel neurológico como convulsiones. En los casos más graves, llega a producirse coma y, finalmente, la muerte.
Por otra parte, hay una relación entre estas patatas y la pancreatitis en perros. La pancreatitis es la inflamación del páncreas y una de sus causas es un exceso de grasas, es decir, si el perro come patatas de bolsa podría sufrir un episodio de pancreatitis. Una crisis aguda se caracteriza por la aparición de vómitos y de un intenso dolor en el abdomen. Puede notarse porque el perro lleva el vientre recogido e incluso puede adoptar lo que se conoce como postura de oración, con el pecho pegado al suelo y la grupa en el aire. Los perros afectados también pueden presentar diarrea, seguida de deshidratación, debilidad general y, en los casos más graves, shock.
Este cuadro suele requerir la hospitalización del perro en la clínica veterinaria, donde hay que mantenerlo varios días sin ingerir ningún alimento para que el páncreas consiga recuperarse. También es necesario administrar analgésicos para controlar el dolor y antibióticos para prevenir infecciones bacterianas secundarias. Algunos ejemplares van a necesitar una operación si el tratamiento mencionado no resulta suficiente. La pancreatitis es una enfermedad de considerable gravedad que puede causar la muerte del perro, por lo que, para prevenir, abstengámonos de darle al perro patatas de bolsa y nunca las dejemos a su alcance.
Si quieres conocer más alimentos tóxicos para perros, no te pierdas el artículo los Alimentos prohibidos para perros.
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- Carlson y Giffin. (2002). Manual práctico de veterinaria canina. Madrid. Editorial el Drac.