¿Por qué a mi gato no le gusta que le toquen las patas?
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¿A quién no le gusta acariciar un gato? Son tan suaves y relaja tanto que a todos los que nos gustan es inevitable estar cerca de uno y resistirse. Sin embargo, sabemos que hay ciertas partes que "odian" o no toleran bien que les toquemos en la gran mayoría de casos. En concreto, las patas, la tripa y la cola. Con respecto a las patas, son una parte muy sensible en esta especie debido a sus numerosas terminaciones nerviosas y vasos sanguíneos, lo que explica por qué a muchos de nuestros felinos no les gusta que se las toquemos. Además, sus almohadillas no solo tienen receptores que les indican cómo está lo que pisan, ya sea el terreno, su presa o la temperatura, sino que a través de ellas también sudan y marcan territorio.
¿Te has preguntado alguna vez "por qué a mi gato no le gusta que le toquen las patas"? Sigue leyendo este artículo de ExpertoAnimal donde encontrarás curiosidades sobre las patas de nuestros pequeños felinos, las causas posibles que hacen que nos impidan acercarnos a ellas y consejos para poder manipularlas cuando sea necesario.
Curiosidades sobre las patas de los gatos
Para saber por qué a mi gato no le gusta que le toquen las patas, es importante conocer esta parte de su cuerpo un poco mejor. Las patas son una parte muy importante y curiosa de la anatomía felina. Presentan una serie de características que las hace especiales y permiten a los gatos desarrollar sus actividades y comportamientos característicos. En concreto:
1. Las almohadillas sudan y les sirven para marcar territorio
Los gatos sudan especialmente por sus patas debido a que la gran mayoría de glándulas sudoríparas en los gatos se encuentran en la parte inferior de las almohadillas, es decir, que sudan por las patas. Además de glándulas sudoríparas, hay otras glándulas ecrinas especializadas es producir olores que les permiten marcar territorio por donde caminan, rascan, arañan o amasan; de esta manera, hacen saber que ese lugar ya tiene dueño.
2. Almohadillas a juego con su capa
Las almohadillas van a juego con el color del pelaje y piel del gato, ya que actúa el mismo pigmento, de manera que en los gatos negros las almohadillas serán negras, en los blancos suelen ser de color rosado y en los gatos de varios colores suelen reflejarse en las almohadillas varias manchitas. ¿Cómo son las de tu gato?
3. Lavan sus patas frecuentemente
Sabemos que los gatos son muy limpios, y durante el día los vemos lavarse varias veces. También se lavan bastante las patas, por lo que hay que controlar siempre que no toquen zonas sucias o con malas condiciones higiénicas para evitar que puedan ingerir microorganismos, plantas tóxicas o pequeños objetos que dañen su salud.
4. Caminan de puntillas
Los gatos son animales digitígrados, lo que quiere decir es que en vez de caminar como nosotros, con los talones y plantas del pie, ellos lo hacen de puntillas, apoyando solamente los dedos cuando andan. Aunque pueda parecer incómodo para ellos, lo cierto es que no lo es, pues anatómicamente están preparados para andar así. Además, junto con la suavidad y poca dureza de sus almohadillas, les permiten desplazarse silenciosamente para que no les oigan las presas, ya sea corriendo, caminando o saltando, convirtiéndolos en unos seres extremadamente sigilosos.
5. Su particular forma de andar
Comparten junto a los camellos y las jirafas una forma de caminar que consiste en mover primero la pata delantera y trasera del mismo lado y, a continuación, lo mismo pero del lado contrario, por lo que las patas de un lado se suspenden mientras pisan con las del otro lado. Además, con la pata trasera de un lado pisan el mismo lugar donde dejó huella la pata delantera.
6. Poseen gran sensibilidad
Debido a que presentan numerosas terminaciones nerviosas y vasos sanguíneos, de manera que un corte o daño en una pata les causa mucho dolor y muchísimo sangrado. Además, esta sensibilidad les permite saber la temperatura de la superficie donde se encuentran, el estado del terreno y sus características.
7. Tienen garras retráctiles
Normalmente sus uñas están guardadas en una funda de piel bajo las almohadillas que evitan que se desgasten y les permite caminar en silencio. La queratina con la que están constituidas les hace crecer. Solo las sacan cuando escalan o se defienden. Además, arañan para mantener sus garras preparadas y afiladas listas para usar si la situación lo requiere, por eso es importante cubrir esta necesidad poniéndoles rascadores para evitar que arañen los sillones o cortinas de nuestra casa.
8. Prefieren una pata
Estudios han demostrado que, igual que las personas son zurdas o diestras, los gatos en su mayoría tienden a preferir una pata en vez de otra. Puedes comprobarlo jugando con ellos con algo difícil de cazar, ellos pondrán su pata preferida o dominante con más empeño en alcanzarla.
9. Gran flexibilidad
Sus patas son muy flexibles y hábiles para trepar, ya que pueden dirigir las patas traseras hacia delante para subir. Sin embargo, bajar es otra cosa, pues sus patas delanteras no están preparadas para eso, por eso a veces necesitan ayuda para descender de ciertas alturas. Es decir, su cuerpo es capaz de subir, pero no tanto de bajar.
10. La cantidad de dedos puede variar
Los gatos en su mayoría tienen 18 dedos, 5 en cada pata delantera y cuatro en cada pata trasera. Sin embargo, hay gatos que muestran polidactilia o más dedos de lo normal debido a mutaciones genéticas. Esto es más común en gatos de la raza maine coon.
Mi gato no se deja tocar la pata - 7 motivos
A continuación, comentaremos las causas que pueden hacer que tu gato no quiera que le toques las patas:
Le duele
Como hemos comentado, los gatos tienen mucha inervación en sus patitas, y sus almohadillas, aunque son resistentes pese a su apariencia, pueden dañarse. Cuando un gato pisa algo punzante como una aguja, chincheta o clavo que tengamos por la casa, o si sale fuera y es víctima de un traumatismo o se pincha con algo, se activarán sus vías nerviosas y el gato sentirá mucho dolor. Esto hace que cuando te quieras acercar a sus patas, las aleje e incluso te ataque para evitar más dolor con tu contacto.
Si tu gato tiene una herida en sus patas, puede serte útil este otro artículo sobre Curar heridas en las almohadillas del gato.
Quiere proteger sus uñas
Dentro de sus dedos se encuentran sus uñas. Para ellos son un tesoro, las defienden, las cuidan y las esconden con mucha dedicación. Ellos no se suelen fiar de nuestras intenciones, pese a ser su tutor y darle cariño todos los días, las protegen tanto debido a que se trata de una gran defensa frente a posibles atacantes.
No quiere aceptarte
Especialmente si la persona que se acerca a las patas de un gato es recién llegada, alguien que no le guste, es la pareja de su tutor o es un niño o alguien muy inquieto, al gato de alguna manera le estresa, cela o molesta esa persona y evita su contacto. Si le toca las patas seguramente se impregnaría de su olor y ellos no quieren que esa persona sea bienvenida en su casa, por lo que rechazarlo es una posible forma de decir: "no te quiero en mi casa".
Si es tu caso, te animamos a leer este otro artículo sobre Mi gato no me quiere - Por qué y qué hacer.
Traumatismo pasado
Si tu gato con anterioridad ha pasado un periodo traumático que le causó un gran dolor en sus patas, o si ha sido atropellado y operado por alguna fractura, protegerá especialmente esa zona, ya que le recuerda a un gran dolor que pasó y presiente que si le tocas le podrá volver a doler.
No le acaricias correctamente
A los gatos hay que acariciarlos con tacto y suavidad, evitando los apretones, acariciarlos a contrapelo, la fuerza y los tirones. Si no se le acaricia correctamente puede ser desagradable para ellos, sintiendo incluso dolor y malestar. De esta manera, si alguna vez lo has hecho ellos, especialmente en las patas, evitarán que lo vuelvas a hacer por su elevada sensibilidad en la zona y por todo lo que quieren proteger de las mismas.
Si quieres saber cómo acariciar correctamente a un gato, te animamos a leer este otro artículo sobre ¿Cómo acariciar un gato?
Artrosis
La artrosis o desgaste en el cartílago de las articulaciones que produce la exposición del hueso, es una enfermedad molesta y dolorosa que afecta en mayor medida a gatos de edad avanzada. También puede ser secundaria a traumatismos o malformación de la articulación. En general estos gatos, además de evitar que les toquemos las patas si tiene afectada por artrosis la articulación, en especial la del codo, generalmente ocultan su dolor. Los gatos son especialistas en ocultar lo que les pasa, pero sí podemos observar un descenso en su actividad física o que eviten subirse a lugares altos, cojeen o se laven la pata en exceso.
Sus gustos
Simplemente puede tratarse de los gustos de tu felino. Es bien conocido que los gatos adoran que les acaricies la cabeza, la frente, la nuca, el lomo hasta la base de la cola, pero evitando las patas, la cola y la tripa. Son simplemente gustos o que ellos se sienten mejor si les acaricias esas zonas antes que las patas, la cola (que también tiene numerosas terminaciones nerviosas y sanguíneas) o la tripa, que sabe que debe proteger sus órganos vitales.
¿Cómo conseguir que mi gato deje que le toque las patas?
A veces es necesario manipular las patas de nuestros gatos, ya sea para recortarles las uñas, curar heridas, buscar lesiones o infecciones o extraer cuerpos extraños. Por ello, es importante intentar reducir el estrés en este momento traumático que suele acabar en arañazos y huida de nuestros gatos. Sin embargo, es muy difícil de conseguir, especialmente si nuestro gato tiene un trauma del pasado o dolor.
También se puede comentar el problema, especialmente si se acompaña de otros cambios comportamentales, con un etólogo. Pero si el carácter de nuestro gato es así, difícilmente podemos cambiarlo. Podemos intentar lo siguiente si necesitamos manipular sus patas:
- Busca un momento de tranquilidad: intenta cogerlo en un momento de tranquilidad o cuando esté medio dormido, ya que no responderá al máximo a los estímulos.
- Acaríciale solo donde le gusta: acariciarlo por donde le gusta y transmitirle calma para que entre en confianza.
- De espaldas o de lado: intenta realizar el procedimiento de espaldas o de lado al gato, evitando el contacto directo de frente porque les resulta una amenaza.
- Ten paciencia: ten mucha paciencia y mantén la calma.
- Acaríciale con suavidad: acaricia muy suavemente la zona mientras le acaricias otra zona que le encante, como los laterales de la cabeza o la garganta, dependiendo de las preferencias de tu felino.
- Házlo rápido: realiza lo más rápido posible el procedimiento para no estresarlo de más.
Si estas medidas no son eficaces, la única manera es envolverlo en una mantita o toalla y exponer solo la extremidad a manipular, de esta manera tiene menos opciones de defensa y movimiento y será más fácil tocarle las patas. En casos muy extremos, la única solución será llevarlos al veterinario y que lo realicen allí, ayudándose de sedación para evitar esta situación estresante.
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- J. Bradshaw. (2019). En la mente de un gato. RBA Bolsillo.
- L. Finca. (2019). Cómo acariciar a un gato según la ciencia (y cómo saber si de verdad lo disfruta). Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-49152043
- GEMFE. Artrosis en el gato: diagnóstico y tratamiento. AVEPA. Disponible en: https://www.avepa.org/articulos/artrosis.html