Por qué mi gato come mucho y siempre tiene hambre: causas y qué hacer



Ver fichas de Gatos
¿Por qué mi gato come mucho y siempre tiene hambre? Las causas pueden ser diversas como el aburrimiento, problemas de salud o en la alimentación. Cuando los cuidadores de pequeños felinos notan que su gato come más de lo normal se conoce como polifagia.
Se define como una excesiva ingestión de alimento debido a un aumento del apetito. Aunque en algunos casos puede deberse a causas fisiológicas, como el incremento de la actividad física, la bajada de temperaturas o etapas específicas como la gestación o la lactancia, lo más frecuente es que esté asociado a alguna patología subyacente.
Además, el tratamiento con glucocorticoides por vía sistémica también puede provocar un aumento del apetito en los gatos, sobre todo en las primeras fases del tratamiento.
Entonces, ¿por qué mi gato come tanto? ¿Y es normal si mi gato come mucho y siempre tiene hambre? Si te estás haciendo estas preguntas, te invitamos a seguir leyendo este artículo de ExpertoAnimal, donde te explicamos en detalle las principales causas de la polifagia felina y qué hacer.
- Síndrome de Cushing o hiperadrenocorticismo
- Diabetes mellitus
- Hipertiroidismo
- Acromegalia
- Parasitación gastrointestinal
- Enfermedad inflamatoria intestinal
- Neoplasia intestinal
- Insuficiencia pancreática exocrina
- Insuficiencia cardiaca derecha
- Colangitis linfocítica
Síndrome de Cushing o hiperadrenocorticismo
El hiperadrenocorticismo o síndrome de Cushing es una enfermedad endocrina que puede afectar a nuestros gatos, especialmente en su senectud, a partir de los 12 años de vida. Consiste, en el 20% de los casos, en un tumor adrenal funcional productor de glucocorticoides y, en el resto, el origen es hipofisario, siendo la gran mayoría de los tumores en esta localización benignos.
Las principales características clínicas del hiperadrenocorticismo en gatos son consecuencia del exceso de cortisol. Entre ellas, destacan la fragilidad de la piel y una diabetes mellitus secundaria. Los signos clínicos que pueden observarse son, en su mayoría, inespecíficos, como la letargia y la debilidad. Además, se presentan alteraciones cutáneas asociadas a la fragilidad de la piel, como:
- Atrofia.
- Aparición frecuente de laceraciones.
- Seborrea.
- Pelo mate.
- Alopecia.
Otros signos frecuentes de la enfermedad de Cushing felina son el síndrome poliuria-polidipsia, consecuencia de la diabetes secundaria que puede desarrollarse en el 60-90 % de los gatos afectados. También es común observar polifagia y distensión abdominal.
A la hora de tratar esta enfermedad en nuestros gatos, debes saber que hay varias opciones de tratamiento, tanto médico como quirúrgico. Para empezar, la gran mayoría de gatos con hiperadrenocorticismo presentan enfermedades concurrentes, como hipertiroidismo, diabetes o enfermedad renal, por lo que el tratamiento no debe olvidar el control de estas enfermedades.
Tratamiento médico
Dentro del tratamiento médico del síndrome de Cushing felino encontramos fármacos como:
- Trilostano: es el tratamiento más empleado para reducir los niveles de cortisol, siendo muy bien tolerado por la mayoría de los gatos, con una dosis de 2-5 mg/kg cada 24 horas, mejorando los signos clínicos de la enfermedad en las primeras semanas del tratamiento.
- Mitotano: funciona en hasta el 50 % de los gatos con la enfermedad pero puede producir efectos secundarios como vómitos o anorexia.
- Ketoconazol: ha mostrado resultados variables y, en general, tampoco se aconseja su uso, ya que en un caso se describió una trombocitopenia grave.
- Metirapona: actúa como inhibidor de la enzima que convierte el 11-deoxicortisol en cortisol. Aunque no suele presentar toxicidad, su efectividad es variable.
Tratamiento quirúrgico
En cuanto al tratamiento quirúrgico, la opción de elección es la adrenalectomía unilateral cuando el origen del síndrome es adrenal. En estos casos, se recomienda iniciar tratamiento médico durante varias semanas antes de la cirugía, con el objetivo de mejorar el estado clínico del gato.
Cuando el origen es hipofisario, se opta por una adrenalectomía bilateral, que en la mayoría de los casos ofrece una respuesta clínica satisfactoria. Tras una adrenalectomía unilateral, suele ser necesario administrar glucocorticoides durante unos dos meses, hasta que la glándula contralateral recupere su función. En cambio, tras una adrenalectomía bilateral, el gato deberá recibir tratamiento de por vida con glucocorticoides y mineralocorticoides, ya que pierde completamente la capacidad de producir estas hormonas.
Ahora que ya sabes la principal causa que explica por qué mi gato come mucho y siempre tiene hambre, puede que te interese consultar el artículo específico sobre el "Síndrome de Crushing en gatos: síntomas y tratamiento".

Diabetes mellitus
Otra de las causas que explica por qué mi gato come más de lo normal es la diabetes mellitus. Además, son muchos los cuidadores de estos animales que afirman "mi gato quiere comer todo el rato, ¿qué puede ser?". La diabetes en gatos es una enfermedad que se caracteriza por la presencia de una hiperglucemia persistente y de glucosuria, además de signos clínicos como:
- Poliuria.
- Polidipsia.
- Pérdida de peso.
- Polifagia.
- Aumento del apetito.
En el gato, el tipo de diabetes más frecuente es la tipo II, causada por una resistencia a la insulina y fomentada por un estilo de vida sedentario, por parte del gato, que además suele presentar sobrepeso u obesidad y estar alimentado con una dieta rica en hidratos de carbono.
En otros casos, la diabetes puede presentar un origen inmunomediado, con destrucción de las células beta pancreáticas (diabetes tipo I), o ser secundaria a enfermedades como el síndrome de Cushing, la acromegalia o la pancreatitis, o a terapias con glucocorticoides o progestágenos.
Tratamiento
La diabetes en gatos se trata mediante la administración de insulina, siendo su aplicación lo antes posible tras el diagnóstico un factor que aumenta las posibilidades de remisión.
Sin embargo, la modificación de la dieta por una con un contenido reducido en hidratos de carbono pero alto en proteínas, administrada junto a la dosis de insulina, sin olvidar la importancia de realizar cambios en el estilo de vida para que el gato se ejercite más y pierda peso, ayuda mucho a reducir la resistencia a la insulina en el caso de la diabetes tipo II.
En el caso de la diabetes tipo I, al ser insulinodependiente, el gato requerirá de insulina toda su vida, mientras que en la diabetes tipo III o secundaria, nuestros pequeños felinos pueden llegar a remitir su diabetes si tratamos la enfermedad o causa desencadenante.
Si tienes dudas sobre cómo saber si mi gato come demasiado, consulta "¿Cuánto come un gato?".

Hipertiroidismo
Si sigues diciendo "mi gato quiere comer todo el rato, ¿qué puede ser?" o te preguntas por qué mi gato pide mucha comida, puede que se trate de hipertiroidismo felino. Se trata de la enfermedad endocrina que con mayor frecuencia se produce en los gatos mayores, el 95% a partir de los 10 años.
En hasta el 98% de los casos, la causa es un tumor benigno de la glándula tiroides, una hiperplasia funcional adenomatosa, generalmente bilateral. Sin embargo, estos tumores pueden convertirse en malignos con el tiempo. El 2% restante está producido por un tumor maligno, un carcinoma tiroideo. Se produce con la misma frecuencia en machos y hembras, pero parece que las razas de gatos Himalaya y siamés están algo más predispuestas al desarrollo de la enfermedad.
Este trastorno endocrino se caracteriza por un aumento de las hormonas tiroideas T3 y T4, lo que desemboca en un incremento en el metabolismo y la actividad de los gatos, causando signos clínicos como:
- Hiperactividad.
- Aumento de los maullidos.
- Aumento del apetito.
- Polifagia con pérdida de peso.
- Aumento de las ganas de beber y orinar (síndrome poliuria-polidipsia).
- Vómitos.
- Conducta alterada con aumento de la agresión.
- Reducción del acicalamiento: produce mal pelaje.
- Ventroflexión del cuello: causada por debilidad muscular.
El tratamiento del hipertiroidismo felino puede ser de cuatro tipos: médico, quirúrgico, dietético o con yodoterapia radioactiva. La decisión sobre el tratamiento debe tomarse teniendo en cuenta una serie de factores propios del animal, como la edad, los problemas médicos concurrentes y las reacciones adversas a fármacos, así como factores relacionados con el propietario, como su situación económica, el compromiso que puede tener con la medicación de su gato de por vida y la disposición de derivar al gato o de hospitalizarlo.
Si dices "mi gato come mucho y vomita", no te pierdas este post sobre "¿Por qué mi gato vomita después de comer".
Tratamiento médico
El tratamiento médico consiste en el empleo de fármacos que inhiben la enzima peroxidasa tiroidea, que interviene en la formación de las hormonas T3 y T4, pero que no cura la enfermedad, sino que la enmascara, pudiendo con el tiempo hacer que el adenoma crezca y la producción de tiroxina aumente, necesitando la administración de más fármacos.
Los fármacos más empleados son metimazol y carbimazol, siendo el metimazol el tratamiento médico de elección.
Tratamiento dietético
El tratamiento dietético consiste en una dieta con un contenido de yodo inferior o igual a 0,32 ppm para conseguir una normalización de los niveles de T4 total. Es un tratamiento efectivo y económico, ideal para aquellos gatos mayores con enfermedades concurrentes, aunque es necesario realizar un control periódico de los niveles de T4 y de la función renal.
Tratamiento quirúrgico
El tratamiento quirúrgico consiste en la tiroidectomía que puede ser unilateral o bilateral dependiendo de si está una o las dos glándulas tiroides afectadas. En la tiroidectomia bilateral hay que dejar al menos una de las cuatro glándulas paratiroides para mantener la homeostasis del calcio.
Terapia con yodo radioactivo
Por último, el tratamiento más recomendado, por ser el más efectivo, es la terapia con yodo radioactivo, además de ser libre de efectos secundarios y no requerir anestesia, siendo su único inconveniente su limitada disponibilidad. La dosis empleada suele variar entre los 2 y los 6 mCi. Este tratamiento consigue reducir las concentraciones de T4 hasta los límites normales e incluso por debajo de ellos, ocurriendo solo en el 2,5% de los gatos un hipotiroidismo clínico y en otro 2,5% recidivas del hipertiroidismo.

Acromegalia
¿Por qué mi gato pide comida si ya tiene? La acromegalia es un síndrome que puede presentarse en los gatos y que consiste en un exceso de la hormona del crecimiento (GH), también conocido como hipersomatotropismo, causado por un adenoma hipofisario. Este aumento de GH provoca un incremento del factor de crecimiento similar a la insulina-I (IGF-I).
En los gatos diabéticos, la prevalencia de la enfermedad puede llegar hasta un 26,4%, ya que la principal consecuencia del exceso de GH es una marcada resistencia a la insulina, que es la causa principal de la diabetes felina. La acromegalia produce efectos anabólicos debido al exceso de hormona de crecimiento, lo que genera un sobrecrecimiento de los tejidos, caracterizado por:
- Sobrepeso.
- Organomegalia.
- Incremento del tamaño general del cuerpo del gato.
Esta enfermedad es más frecuente en gatos macho de edad avanzada y no presenta predisposición racial. Es común que los gatos con acromegalia sufran de poliuria-polidipsia y polifagia con aumento de peso (de ahí que digamos mi gato come mucho), a pesar de ser un gato con diabetes no controlada y bajo tratamiento con dosis altas de insulina. Otros signos clínicos que pueden aparecer incluyen letargia, depresión y alteraciones de la visión.
Tratamiento médico
El primer paso en el tratamiento de la acromegalia es el manejo de la diabetes mellitus mediante dosis altas de insulina y una dieta baja en hidratos de carbono. Para tratar la acromegalia de forma específica, se puede emplear tratamiento médico con análogos de la somatostatina, que inhiben la síntesis de GH e IGF-I. Otros fármacos incluyen agonistas de la dopamina, como la bromocriptina o selegilina, o antagonistas del receptor GH, como el pegvisomant.
Tratamiento quirúrgico
La acromegalia también puede tratarse mediante un tratamiento quirúrgico llamado hipofisectomía, aunque este procedimiento no está tan extendido en medicina veterinaria y son pocos los centros que pueden ofrecerlo. Sin embargo, el mejor tratamiento para erradicar la acromegalia es la radioterapia hipofisaria, que consigue una mejoría sintomática y, en algunos casos, la remisión de la diabetes en gatos con acromegalia, aunque esto ocurre con menor frecuencia que con la cirugía.
¿Nada de lo que hemos explicado encaja con por qué tu gato está obsesionado con la comida? ¡Sigue leyendo!
Parasitación gastrointestinal
Seguimos con más causas que explican por qué mi gato está obsesionado con la comida y quiere comer todo el tiempo. Parásitos internos como Giardia o los ascáridos pueden ocasionar que el apetito de nuestros gatos aumente en exceso como consecuencia de la parasitación.
- El protozoo Giardia intestinalis: puede hacer que nuestros gatos no presenten sintomatología o que por el contrario desarrollen síntomas como vómitos esporádicos, pérdida de peso, diarrea aguda maloliente con moco o diarrea con alternancia de heces normales.
- Los ascáridos: pueden producir síntomas como vómitos, diarrea, malestar abdominal, mal pelaje, pérdida de peso, crecimiento deficiente y desnutrición, soliendo afectar más a los cachorros a los que puede llegar a producir una neumonía que haga peligrar su vida.
Tratamiento
El tratamiento de la giardiasis felina consiste en el empleo de fármacos efectivos como el metronidazol o el fenbendazol y la descontaminaciones ambiental a través de una correcta limpieza y desinfección con compuestos de amonio cuaternario. En el caso de los nematodos ascáridos, el tratamiento se basa en el empleo de fármacos antihelmínticos que son los que son capaces de acabar con este tipo de parásitos en los gatos.
Ahora que ya sabes más sobre por qué mi gato pide comida a cada rato, no te pierdas este otro artículo sobre "Mi gato come poco: causas y qué hacer".
Enfermedad inflamatoria intestinal
La enfermedad inflamatoria intestinal felina, también conocida como IBD (Inflammatory Bowel Disease) es una enfermedad inflamatoria que puede afectar tanto al intestino delgado como al intestino grueso, de ahí que pueda explicar por qué "mi gato no para de comer" o "mi gato quiere comer todo el tiempo".
En la especie felina en ocasiones está asociada a pancreatitis o hepatitis, afección que se conoce como triaditis felina. La IBD consiste en una infiltración de células de la inflamación en la lámina propia de la mucosa del intestino, como eosinófilos, linfocitos o células plasmáticas.
Se trata de una enfermedad más frecuente en los gatos de mediana edad, aunque también se puede llegar a presentar en gatos de menos de dos años y hay razas más predispuestas como el siamés y otras razas orientales. Cuando un pequeño felino está afectado por IBD generalmente presenta signos clínicos como:
- Pérdida de peso.
- Vómitos de tipo mucoso o bilioso.
- Diarrea.
- Apetito normal o disminuido aunque en casos crónicos el apetito puede estar aumentado como consecuencia de la malabsorción que acaba produciendo la enfermedad.
Tratamiento
La terapia de la IBD felina consiste en la combinación de fármacos inmunomoduladores e inmunosupresores, como la prednisolona y el clorambucilo, cuando la prednisolona no produce el efecto deseado.
Además, se debe realizar una modificación de la dieta, cambiándola a una dieta hipoalergénica, y suplementar con vitamina B12 o cobalamina, ya que estos niveles suelen estar disminuidos debido a la malabsorción provocada por la enfermedad. También se pueden emplear otros fármacos, como el metronidazol, por su efecto inmunomodulador y antimicrobiano.

Neoplasia intestinal
Los tumores o neoplasias intestinales también pueden producir malabsorción en gatos, lo que puede explicar un aumento en el apetito, aunque en algunos casos también puede estar disminuido.
En la especie felina, el linfoma intestinal es el tumor más prevalente y, con mayor frecuencia, produce polifagia. Este linfoma consiste en una proliferación maligna de linfocitos, seguido por el adenocarcinoma intestinal, que se origina en las células revestidas de las glándulas secretoras del yeyuno o del íleon, principalmente.
Otro tumor intestinal es el mastocitoma intestinal, en el cual proliferan mastocitos, formando masas solitarias o presentándose de manera difusa, con pérdida de la estratificación de las capas intestinales.
Los vómitos, las heces blandas y la pérdida de peso son síntomas comunes en un gato con tumor intestinal.
Tratamiento
Dependiendo del tipo de tumor intestinal, el tratamiento recomendado es uno u otro:
- En el caso linfoma intestinal: el mejor tratamiento consiste en el empleo de protocolos de quimioterapia, especialmente eficaces cuando es de bajo grado.
- En el caso del mastocitoma o del adenocarcinoma intestinal felino: el tratamiento mediante quimioterapia no suele ser muy efectivo, recomendándose la cirugía de extirpación o resección del tumor.
Ahora que ya sabes que los tumores en gatos son otro motivo que explican por qué mi gato no para de pedir comida y siempre tiene hambre, no te pierdas el siguiente artículo sobre "Tumores en gatos: tipos, síntomas y causas".
Insuficiencia pancreática exocrina
Otra de las causas que explican por qué mi gato come mucho y siempre tiene hambre, es la insuficiencia pancreática exocrina. A veces, nuestros pequeños felinos pueden sufrir un aumento del apetito como consecuencia de que su organismo no está aprovechando los nutrientes como es debido por una malabsorción.
En los gatos, esta malabsorción puede ser producida por una insuficiencia pancreática exocrina, pero no es algo tan frecuente como en el caso de la especie canina y en la mayoría de los casos es por una pancreatitis crónica.
En la insuficiencia pancreática exocrina lo que ocurre es que existe una alteración en la síntesis de las enzimas digestivas pancreáticas, lo que ocasiona mala digestión y malabsorción de las proteínas, las grasas y el almidón, presentándose este problema cuando se ha perdido en torno al 86-90% de la masa pancreática exocrina.
Un gato con insuficiencia pancreática exocrina puede presentar signos clínicos como:
- Mal aspecto del pelo.
- Pérdida de peso.
- Heces blandas.
- Vómitos.
- Debilidad.
- Desnutrición y polifagia o aumento del apetito.
Tratamiento
El tratamiento de la insuficiencia pancreática exocrina en los gatos se basa en el empleo de enzimas pancreáticas en cada comida del gato afectado y suplementación de cobalamina o vitamina B12, que suele estar baja como consecuencia de la malabsorción.
Además, no está de más cambiar la dieta de tu gato a una más digestible y con alto contenido en proteínas, pocos hidratos de carbono pero que sean altamente digeribles, poca cantidad de fibra y grasa y rica en probióticos y antioxidantes.

Insuficiencia cardiaca derecha
¿Tu gato maúlla mucho pidiendo comida? La principal causa de insuficiencia cardíaca congestiva en el gato es una miocardiopatía, siendo la cardiomiopatía hipertrófica la más diagnosticada en la especie felina. Generalmente, las miocardiopatías producen un fallo cardiaco izquierdo, con síntomas como edema de pulmón o efusión pleural.
En algunos casos se puede producir un fallo cardiaco derecho, produciendo una insuficiencia cardiaca derecha con síntomas como edema periférico o ascitis, a veces afectando la capacidad de absorción del intestino cursando con malabsorción intestinal, pudiendo llegar a hacer que nuestros gatos pidan comida todo el tiempo.
Tratamiento
El tratamiento a emplear en un gato con insuficiencia cardiaca derecha son diuréticos para controlar las efusiones, vasodilatadores y digitálicos, además de tratar la miocardiopatía que la haya producido. Por ejemplo, en el caso de una cardiomiopatía hipertrófica el tratamiento a emplear se basa en el uso de bloqueantes del canal de calcio como el diltiazem para relajar el miocardio, anticoagulantes como el cloprodogel y betabloqueantes como el propanolol o el atenolol.
Colangitis linfocítica
Por último, pero no por eso menos frecuente, encontramos otra patología que puede explicar por qué mi cachorro come mucho y parece un gato con hambre desesperado. Se trata la colangitis linfocítica, una enfermedad de origen inmunomediado caracterizada por ser crónica y progresiva en la que se produce una inflamación de los conductos biliares del hígado por infiltración de linfocitos.
Esta enfermedad hepática afecta a la correcta funcionalidad del hígado, parece más frecuente en razas como el bosque de Noruega y persas y produce sintomatología como:
- Ascitis.
- Hiperglobulinemia.
- Letargia.
- Aumento del apetito.
- Polifagia con pérdida de peso o vómitos: cabe destacar que la polifagia ocurre en la colangitis linfocítica pero no en la colangitis neutrofílica que se caracteriza más por todo lo contrario, anorexia.
Tratamiento
A la hora de tratar la colangitis linfocítica felina, se deben emplear tanto antibióticos como glucocorticoides, como la prednisolona, a dosis altas, es decir, de 2 a 3 mg/kg cada 24 horas, realizando una reducción progresiva de dicha dosis conforme se evidencia una respuesta adecuada al tratamiento. Si la respuesta a este fármaco no es la esperada o es insuficiente, se pueden añadir fármacos inmunosupresores, como el clorambucilo.
Por otra parte, también se debe emplear tratamiento de soporte con fluidoterapia, antieméticos, antioxidantes como el S-Adenosil metionina (SAMe) y vitamina E para reducir el estrés oxidativo causado por la enfermedad, ácido ursodesoxicólico para fomentar la secreción biliar (siempre que no haya obstrucción) y por sus propiedades antiinflamatorias, inmunomoduladoras y antifibróticas.
Si deseas leer más artículos parecidos a Por qué mi gato come mucho y siempre tiene hambre: causas y qué hacer, te recomendamos que entres en nuestra categoría de Problemas del comportamiento.
¿Tienes contratado el Seguro de Responsabilidad Civil obligatorio para perros? Consiguelo al mejor precio rellenando el formulario con tus datos y los de tu mascota haciendo clic en este botón:
- Aybar, V., Casamián, D., Cerón, J. J., Clemente, F., Fatjó, J., Lloret, A., Luján, A., Novellas, R., Pérez, D.,Silva, S., Smith, K., Tegles, F., Vega, J., Zanna, G. (2018). Manual Clínico de Medicina Felina. Ed.SM Publishing LTD. Sheffield, UK.
- Harvey, A., Tasker, S. (Eds). (2014). Manual de Medicina Felina. Ed. Sastre Molina, S.L. L ́Hospitalet de Llobregat, Barcelona, España.