A mi perro le suenan mucho las tripas



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En ocasiones, los cuidadores pueden preocuparse si escuchan ruido en las tripas de su perro, ya que, cualquier trastorno no visible es fuente de interrogantes, sobre todo en lo relativo a su gravedad. En este artículo de ExpertoAnimal vamos a explicar qué hacer si al perro le suenan mucho las tripas.
Repasaremos las posibles causas de este trastorno y apuntaremos las posibles soluciones, además de aprender a atender a otros posibles síntomas que pueden influir en la importancia del cuadro y, por lo tanto, en la urgencia con la que acudir al veterinario.
Las tripas del perro
El sistema digestivo del perro comprende desde la boca hasta el ano y se encarga de digerir los alimentos que este consume, de forma que se aprovechan los nutrientes y se eliminan los desechos. Para desarrollar su función requiere de la ayuda del páncreas, la vesícula y el hígado.
Este sistema, durante el transcurso de su actividad normal, produce movimientos, ruidos, a la vez que genera gases. Habitualmente, todo este trabajo se realiza de forma fisiológica y pasa desapercibido, de forma que, solo en algunos casos, los cuidadores podremos oír, con toda claridad, que a nuestro perro le suenan mucho las tripas.
Estos sonidos reciben el nombre de borborigmos y, en concreto, son los ruidos generados por la movilidad de los gases a través de los intestinos. Cuando estos se escuchan de manera frecuente o a un volumen excesivo y se acompañan de otra sintomatología puede ser necesario consultar con nuestro veterinario.
En los apartados siguientes vamos a presentar diferentes situaciones en las que podremos escuchar estos ruidos para así saber cómo actuar en cada situación.
A mi perro le suenan mucho las tripas y vomita
Si a nuestro perro le suenan mucho las tripas y, además, presenta vómitos, puede deberse a varias causas. En primer lugar, presentaría un malestar gastrointestinal posiblemente provocado por la ingesta de comida en mal estado o, directamente, basura. También pueden ocasionarlo algunas infecciones o incluso la presencia de un cuerpo extraño. Todas estas causas son responsables de una inflamación en el sistema digestivo capaz de ocasionar vómitos.
Los perros tienen facilidad para vomitar, así que no es extraño que nuestro perro lo haga de vez en cuando, sin que ello suponga motivo de alarma. Pero, si los vómitos se acompañan de borborigmos, no cesan o el perro muestra otros síntomas, se hace necesaria una visita a la clínica veterinaria, ya que será este profesional el encargado de examinar a nuestro perro para identificar la causa y establecer el tratamiento adecuado.
En ocasiones, los vómitos y los borborigmos se cronifican y se pueden presentar otros síntomas, sobre todo aquellos que afectan a la piel, como dermatitis con prurito no estacional. Este suele ser el motivo por el que se acude a consulta y el veterinario debe discriminar el origen del picor, descartando otras posibles causas (sarna, dermatitis por picadura de pulga, etc.).
Dentro de la sintomatología que afecta al sistema digestivo, además de borborigmos o vómitos, podemos encontrar heces sueltas o diarrea crónica. Todo ello puede ser indicativo de alergia alimentaria. Este tipo de alergia pueden desencadenarse por diferentes motivos. El mecanismo habitual surge a partir de que el organismo del perro reacciona ante una proteína del alimento (ternera, pollo, lácteos, etc.) como si se tratase de un elemento patógeno y, por consiguiente, activa el sistema inmunitario para luchar contra ella.
Para el diagnóstico se recurre a una dieta de eliminación, a base de una nueva proteína que el perro no haya ingerido nunca (existen dietas comerciales ya formuladas con proteínas seleccionadas o hidrolizadas), durante unas seis semanas. Si los síntomas remiten, pasado ese tiempo se vuelve al alimento inicial. Si los síntomas vuelven se considera probada la alergia. También puede ser necesario tratar los síntomas que la alergia ha producido.

A mi perro le suenan mucho las tripas y ha comido mucho
En ocasiones, sobre todo en perros que comen muy rápido, con gran ansiedad por el alimento, el sistema digestivo puede producir ruidos cuando está sometido a una sobrecarga, esto es, cuando el animal ha ingerido gran cantidad de alimento. Esto suele suceder cuando el perro se encuentra solo y accede a su saco de pienso o a cualquier otro alimento de consumo humano y engulle grandes cantidades (kg).
En estos casos es posible observar, también, el abdomen inflamado. Generalmente los ruidos y la hinchazón remiten en unas horas sin tener que hacer nada más que esperar a que se vaya produciendo la digestión. Mientras dure el cuadro no debemos ofrecerle más comida al perro y, si observamos cualquier otro síntoma o el perro no recobra su actividad normal y le siguen sonando mucho las tripas, debemos trasladarlo al veterinario para que lo evalúe.
Pero, en ocasiones, el perro solo ha ingerido su ración habitual y, aun así, le suenan mucho las tripas. En este caso podemos estar ante un problema de malabsorción o maldigestión de nutrientes, que se produce cuando el sistema digestivo no es capaz de procesar adecuadamente los alimentos. Suele ser consecuencia de algún problema en el intestino delgado o incluso en el páncreas. Estos perros estarán delgados aunque coman con apetito. Además, pueden aparecer otros trastornos digestivos como la diarrea. Requiere asistencia veterinaria, ya que hay que determinar la causa concreta de la malabsorción para comenzar el tratamiento.
A mi perro le suenan mucho las tripas y no ha comido
En el caso opuesto a los que hemos visto en los apartados anteriores, en ocasiones las tripas del perro suenan mucho porque se encuentran vacías. Es un supuesto extremadamente raro en perros que conviven con humanos en la actualidad, ya que los los cuidadores solemos alimentarlos una o varias veces al día, por lo que nunca pasan demasiadas horas en ayuno. Sí podríamos escuchar ruidos en las tripas de nuestro perro en casos en los que, por enfermedad, deja de comer durante un período de tiempo prolongado. De ser este el caso, una vez restablecida la alimentación habitual los borborigmos deberían cesar.
En la actualidad, sí podemos encontrarnos perros a los que les suenen mucho las tripas por hambre en los casos de animales abandonados o maltratados. Así que, si recogemos un perro de la calle o colaboramos con asociaciones protectoras, sí podremos ver perros a los que las tripas les hacen ruido. Podremos observar, además, que están delgados, algunos incluso caquécticos, en estado de desnutrición.
Los borborigmos deberían cesar una vez recuperada la alimentación. A estos perros es conveniente ofrecerles comida y agua poco a poco, comprobando que lo toleran, varias veces en pequeñas cantidades. Además, van a requerir una revisión veterinaria para comprobar sus constantes, desparasitar y descartar la presencia de enfermedades potencialmente graves y peligrosas para un animal en baja condición física e inmunológica.
¿Qué hacer si a mi perro le suenan mucho las tripas?
Recapitulando, hemos visto diferentes causas que pueden ser las responsables de que a nuestro perro le suenen mucho las tripas. También hemos indicado cuándo es necesario acudir a la consulta del veterinario. Repasemos en este apartado algunas pautas que es importante observar:
- Atender a la presencia de sintomatología concomitante con el ruido de las tripas.
- Buscar posibles restos de la comida que haya podido ingerir el perro.
- Acudir al veterinario si el ruido de las tripas no remite y aumentan o empeoran los síntomas.
Y, como medidas preventivas, podemos atender a los siguientes aspectos:
- Establecer una rutina de alimentación, de forma que el perro no pase hambre, pero tampoco corra el riesgo de empacharse. No hay que darle nada fuera de lo establecido. Así mismo, si queremos premiarlo con un hueso, debemos solicitar consejo veterinario, ya que no todos son aptos y podrían provocar trastornos digestivos.
- Mantener la comida fuera del alcance del perro, especialmente si va a quedarse solo durante mucho tiempo. Esta recomendación hace referencia tanto a comida para perros como a los alimentos de consumo humano.
- No permitir que el perro ingiera nada que encuentre por la calle ni dejar que otras personas le ofrezcan alimentos.
- Mantener un entorno seguro para evitar que el perro pueda ingerir cualquier objeto potencialmente peligroso.
- Después de una convalecencia, reintroducir poco a poco la alimentación.
- Y, como siempre, no esperar a la hora de acudir al veterinario.

Este artículo es meramente informativo, en ExpertoAnimal.com no tenemos facultad para recetar tratamientos veterinarios ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a que lleves a tu mascota al veterinario en el caso de que presente cualquier tipo de condición o malestar.
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