¿Por qué mi gato no quiere comer?
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¿Tu gato no quiere comer? ¿Tampoco parece que quiera beber agua? En ocasiones, puede ser normal observar que nuestro gato está inapetente sin que ello implique ningún problema subyacente, sin embargo, en otras circunstancias es posible que se trate de un síntoma de alarma que indica que algo no va bien. Las causas que pueden llevar a este cambio en el comportamiento de nuestro felino son diversas y encontramos desde motivos muy simples hasta complicaciones graves, que deben ser tratadas por un veterinario.
En este artículo de ExpertoAnimal explicamos por qué tu gato no come y mostramos los principales motivos que pueden producir, también, la falta de ingesta de agua. Sigue leyendo para informarte y visitar al especialista con todos los datos en caso de ser necesario.
¿Por qué mi gato no come pienso?
Una de las situaciones más habituales al realizar un cambio en la dieta del felino es observar que rechaza por completo el nuevo alimento. Así mismo, cabe la posibilidad de que deje de comer pienso de forma repentina, aceptando otros alimentos como las latas de comida húmeda o la comida casera. Este rechazo al pienso puede estar producido por varios motivos, entre los que destacan los siguientes:
- No le gusta la nueva comida. Si has modificado la dieta de tu felino y has observado que tu gato no quiere comer el pienso nuevo, es probable que la respuesta sea tan simple como esto, al gato no le gusta el pienso nuevo. Para comprobarlo, intenta estimularle con comida sabrosa, como un pedacito de pollo, jamón o comida húmeda para gatos. Si come sin problema sabrás que el problema reside en este motivo.
- El cambio de alimento no ha sido gradual. Los gatos son animales muy susceptibles a los cambios, por lo que la mínima variación de su rutina puede desestabilizarlos. Para evitar que esto ocurra, lo más recomendable es introducir los cambios de forma gradual y progresiva. Esto también incluye el cambio de alimento, tanto para evitar el estrés como para garantizar que su sistema digestivo lo acepta correctamente. Además de lo mencionado, un cambio brusco de alimento puede hacer que el gato vomite o tenga diarrea, por ello es importante mezclar el pienso antiguo con el nuevo durante unos días, retirando poco a poco el viejo hasta dejar únicamente el nuevo.
- El pienso es de baja calidad. Cuando el pienso no cubre las necesidades nutricionales del animal, es totalmente normal que prefiera rechazarlo y buscar otro alimento que supla esas carencias. Revisa la composición nutricional del pienso y comprueba si es adecuado o no.
- La comida está demasiado cerca del agua o del arenero. Aunque no lo creas, es muy importante adaptar el hogar para que tu gato se sienta cómodo en él. Es muy frecuente que los felinos dejen de comer si tienen cerca de su alimento el arenero, el agua, suciedad e incluso una mota de polvo. Algunos son más delicados que otros, pero en general, es una causa frecuente de anorexia.
- Sufre algún problema bucodental. Si el gato padece gingivitis, periodontitis o cualquier otro problema de salud relacionado con la cavidad bucal, es habitual que el primer síntoma que notemos sea que el gato no quiere comer pienso seco. En cambio, sí veremos que acepta el alimento húmedo o que no implique masticación.
Estas son las causas más comunes que explican por qué un gato no come pienso pero sí otros alimentos, veremos a continuación qué ocurre cuando un gato no come nada.
¿Por qué mi gato no come nada?
La anorexia en gatos es uno de los primeros signos clínicos de varias enfermedades. Por ello, cuando notamos que un gato no come nada lo primero que debemos hacer es visitar al veterinario.Para hacernos una mejor idea de la gravedad de esta situación, mostramos las causas más habituales que pueden estar detrás de esta falta de apetito en gatos:
Bolas de pelo, principal causa
Las bolas de pelo intestinales, llamadas tricobezoares, son las causantes más habituales de que nuestros gatos dejen de comer repentinamente. Estas bolas, cuya formación se debe a la ingesta accidental de pelo muerto de su manto al lamerse para acicalarse, puede obstruir el intestino del animal si no consigue expulsarlas, reduciendo su apetito pero, también, produciendo otros síntomas como apatía, arcadas o estreñimiento.
Para evitar dichas bolas de pelo existen tres soluciones muy fáciles. La primera es cepillar a diario su manto, especialmente durante el periodo de muda. La segunda solución consiste en administrarle malta para gatos para evitar la formación de las molestas bolas de pelo en su organismo. Por último, si no hemos cepillado correctamente al gato ni le hemos administrado malta, y las bolas ya se alojan en su intestino impidiéndole evacuar, la solución será untar con parafina farmacéutica una pata de nuestro gato. El gato se lamerá la grasienta zona para eliminar la parafina, ingiriéndola al realizar este acto. La parafina es una grasa artificial que ni el estómago ni los intestinos del gato asimilan. Por consiguiente, toda la cantidad que entra, sale, lubricando y arrastrando hacia el exterior las tricobezoares intestinales. En el caso de que esta última solución no funcionase, de inmediato hay que llevar al gato al veterinario para que lo trate lo antes posible, ya que la vida del gato correrá peligro.
Una posible intoxicación
En ocasiones, sin desearlo, le ofrecemos alimentos en mal estado a nuestro gato o él mismo los coge de la basura. Suele suceder con recipientes de pienso fresco abiertos durante horas y dejados fuera del frigorífico o con sobras de nuestros alimentos expuestos al calor estival que provoca fermentaciones. Todo ello puede dañar el sistema digestivo del animal y provocar un intenso malestar en él, lo que le llevará a dejar de comer por completo y a mostrar síntomas como vómitos, apatía y fiebre. También debemos descartar que el felino pueda haber sufrido un envenenamiento, algo que ocurre frecuentemente en los gatos que tienen acceso al exterior. En este sentido, revisar los síntomas del envenenamiento en gatos es fundamental. También existen plantas venenosas como las adelfas y dieffenbachias. Todos estos casos deben ser atendidos por un veterinario.
El gato no come por estrés, depresión o ansiedad
Muchas personas pasan por esta situación: "Mi gato no quiere comer y está triste". De hecho, esta es una de las preocupaciones más habituales de los cuidadores de felinos. Se trata de una situación grave que debe tratarse con urgencia, ya que un gato que no come nada y, además, deja de beber puede fallecer en poco tiempo. Este estado de ánimo puede ocurrir por varios motivos, siendo una circunstancia traumática el más habitual. Además de la falta de apetito, observaremos que está triste, decaído o deprimido.
Por otro lado, si tu gato está estresado y no come es fundamental que intentes encontrar la causa que está provocando ese estrés. La ansiedad y el estrés son trastornos muy habituales en estos animales debido a lo susceptibles que son a los cambios, como ya hemos comentado. Así, un cambio de residencia, un nuevo miembro en la familia, el nacimiento de un bebé o muerte de un ser querido pueden ser la causa del cese de alimentación por parte de nuestro entristecido o celoso gato.
Falta de apetito en gatos por enfermedad
Si estás pensando "mi gato no come y vomita", "mi gato no come y está muy delgado" o bien "mi gato no come y duerme mucho", quizás sea el momento de plantearse acudir a un especialista. Un repentino cese en la ingesta de alimento por parte de nuestro gato puede ser un síntoma de que padece alguna enfermedad. Por ello, si tras uno o dos días el animal no mejora, la visita al veterinario es obligada, pues pueden tratarse de las ya mencionadas tricobezoares o de problemas más severos en el aparato digestivo que pueden precisar cirugía.
¿Por qué mi gato no quiere comer ni tomar agua?
¿Tu gato no come ni bebe? El calor es uno de los principales motivos que lleva a un gato a dejar de comer y beber. Durante el verano, los gatos suelen aminorar la ingesta de alimento y agua debido a que el calor y el hecho de que duermen más en las zonas frescas que descubren hacen que descienda su apetito. Esta reacción se acentúa si no estamos atentos a que nuestro gato tenga agua suficiente en su bebedero para saciar completamente su sed.
Por otro lado, los motivos mencionados en el apartado anterior también puede producir que un gato no quiera comer ni beber. Entre todos, los más frecuentes suelen ser la depresión, enfermedades víricas como la panleucopenia felina, la leucemia felina o el virus de la inmunodeficiencia felina (sida felino).
Tanto la deshidratación como la falta de alimento provocan en el animal un estado muy grave de salud, por lo que es fundamental acudir al veterinario para encontrar la causa de estos síntomas y combatirla.
Mi gatito no quiere comer, ¿qué le pasa?
Los gatos bebés o cachorros necesitan una atención especial, puesto que su sistema inmunitario es mucho más débil y tienden a deshidratarse con más facilidad si dejan de ingerir líquidos. Además, también suelen ser más sensibles a los cambios de dieta, por lo que es importante supervisar que coman siempre que modifiquemos su alimentación. De esta forma, si tu gatito de un mes no quiere comer y lo acabas de adoptar, lo más probable es que se deba tanto al cambio brusco de alimento como al cambio de hogar y núcleo familiar. Ten presente que se trata de una situación muy nueva para él y necesita adaptarse. Respeta sus tiempos y facilita en la medida de lo posible esta adaptación utilizando feromonas sintéticas, habilitando un espacio solo para él, ofreciéndole cariño pero sin agobiarlo, etc. Para más detalles, no te pierdas este artículo: "¿Cómo preparar la llegada de un gato a casa?".
Para estos casos, siempre es recomendable estimular al gatito con alimento húmedo, llegando incluso a mezclarlo con agua tibia para ofrecerle un extra de hidratación. Este tipo de alimento es mucho más palatable y tiene una mejor aceptación que el pienso seco.
Ahora bien, si el gatito ha dejado de comer de repente o has observado que tu gatito no come y duerme mucho o vomita, cabe la posibilidad de que se trate de un problema de salud. La rinotraqueítis felina es una enfermedad vírica que acostumbra a desarrollarse en gatos bebés más que en adultos. Esta afección produce dificultades para ingerir alimento, por lo que entre sus síntomas está dejar de comer. El gatito debe ser atendido lo antes posible por un veterinario.
Si un gato cachorro no ha ingerido absolutamente nada en 24 horas es motivo de preocupación y se requiere una visita veterinaria de urgencia. Además, recuerda que los gatos bebés necesitan alimentarse entre 4 y 8 veces al día, por lo que si en 12 horas un gato recién nacido no ha recibido alimento, también debes acudir al veterinario.
Descubre en ExpertoAnimal más sobre la alimentación de los gatos recién nacidos, la estimulación que necesitan para orinar y defecar o el ambiente en el que deben permanecer.
Síntomas de enfermedad en el gato
Ante esta situación, también será imprescindible valorar las constantes vitales del gato y los síntomas de enfermedad, mediante un examen físico general. A continuación, te explicamos cómo debes hacerlo:
- Revisa las mucosas de tu gato (encías, ojos, sexo y ano) y si se encuentran de algún color que no sea rosa pálido empieza a preocuparte. Los tonos blancos, azules, amarillos o rojo intenso son síntoma de enfermedad.
- Hazte con un termómetro digital para tomar la temperatura a tu gato, que se hace del mismo modo que a un perro. Debería situarse entre los 38 ºC y los 39 ºC.
- Toma el pulso a tu gato con los dedos índice y medio, aunque cabe señalar que puede resultarte algo complicado. La frecuencia cardíaca debería estar entre las 140 y 200 pulsaciones por minuto (PPM).
- Revisa su frecuencia respiratoria posando tu mano sobre su vientre. Lo normal es que los gatos respiren entre 20 y 42 veces por minuto (RPM).
Los gatos no suelen mostrar signos de enfermedad tan evidentes como otros animales, por ello, te dejamos algunos síntomas de enfermedad habituales:
- Secreciones en los ojos
- Secreciones en la nariz
- Diarrea y vómitos
- Orina con sangre
- Heces con sangre
- Incapacidad para orinar
- Náuseas recurrentes
- Maullidos insistentes
- Heridas y problemas de la piel
- Presencia de parásitos
- Aliento fétido
- Aliento afrutado
Si cualquiera de las constantes vitales del gato están alteradas y además observas síntomas de enfermedad, no lo pienses y acude al veterinario de urgencias cuanto antes, llamándole previamente para asegurar que pueden atenderte y recibir indicaciones si fuese necesario.
Tras llevar a cabo estos consejos es posible que notes que tu capacidad para examinar a tu felino es mayor de la que esperabas y, por ende, te plantees dedicarte a ello de forma profesional. Pues bien, para aprender a comprobar las constantes vitales de un gato y llegar a formarte como auxiliar técnico veterinario, haciendo de tu pasión tu profesión, puedes realizar el Curso de Auxiliar Técnico Veterinario de VETFORMACIÓN, uno de los más completos y reconocidos debido a la calidad de su temario, impartido por veterinarios especializados en la formación y realizar prácticas en alguna de las 700 clínicas u hospitales colaboradores.
¿Cómo hacer que mi gato coma?
Lo primero que se debe hacer si un gato no quiere comer ni beber pasadas muchas horas será intentar estimularle mediante comida muy sabrosa, como pueden ser las latas o la comida casera. Probablemente conocerás algún alimento al que tu gato no puede resistirse, prueba de ofrecérselo y observa si come o no.
Algunos trucos extra pueden ser calentar la comida o sustituir el agua por caldo de pollo o pescado (sin sal ni cebolla), para nutrirlo a la vez que le hidratas. Si parece que tu gato se alimenta con su comida favorita y acepta el agua, quizá te encuentras ante un gato deprimido o acalorado. En este sentido, conocer la causa que está provocando la anorexia es fundamental. Si tu gato ha dejado de comer debido a un cambio de pienso, debes valorar modificar otra vez su alimento, pero si por el contrario se trata de depresión deberás actuar mejorando su bienestar y ofreciéndole enriquecimiento ambiental.
En cualquier caso, si no has sabido identificar el motivo que provoca que tu gato no coma, llama a tu veterinario para explicarle la situación, él te indicará cómo debes proceder y, según su valoración, qué hacer al respecto.
Hidratación de emergencia
Si sospechas que tu gato está deshidratado puede ser necesario utilizar una jeringa (sin aguja) e intentar ofrecerle algo de agua directamente a la boca. También puedes valorar la opción de elaborar suero en casa. Si tras un intento de hidratarle tu gato vomita o escupe el agua, debes preocuparte y acudir al veterinario de emergencia.
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